Quiero escribir algo porque quiero recordar lo que pasó y cómo lo viví. Porque no siempre se tiene chance de vivir una pandemia de ese tamaño.
Todo empezó por ahí de noviembre o diciembre del 2019. Había rumores en las noticias de un nuevo virus en China, pero es muy común que haya bichos nuevos en China y nadie se preocupó. Yo andaba planeando un viaje a Japón, y como no parecía grave, compré los boletos para mayo de 2020.
Pasó 2019. Seguían las noticias de el virus que se iba repartiendo por China. Pero la mayor parte del mundo seguía su vida normal.
Enero y febrero fueron meses relativamente tranquilos en México, pero poco a poco se veían las noticias de más países a donde llegaba el virus. Yo alcancé a ir a una boda en los Cabos a finales de febrero.
Aquí en México el pinche gobierno de MORENA seguía negando la gravedad del virus mientras que en otros países ya andaban haciendo confinamiento y home office. Y aunque no había muchos casos oficialmente, todo mundo empezaba a sentir la angustia.
En las farmacias no había mascarillas ni alcohol-gel. Así que hice unas mascarillas con tela de una camisa y agujetas.
En marzo, no recuerdo bien qué día, llegó la orden de que ya no fuéramos a la oficina. Y empecé a trabajar desde mi departamento.
Los primeros días la pasé bien pero luego luego comenzó a crecer la ansiedad de estar encerrado. Y las noticias iban empeorando poco a poco, cada vez más casos y cada vez más países en confinamiento.
Los que pudieron, se encerraron y los que no, siguieron trabajando. Yo sólo salía una vez por semana al Bodega Aurrera a comprar cosas para comer y siempre que regresaba me cambiana de ropa y me bañaba, por si las dudas; estaba un poco paranoico y más valía tomar precauciones de más que de menos.
Mis papás se fueron a su casa en Hidalgo, y mis hermanas los acompañaron, junto con mis sobrinos.
Eventualmente me empecé a sentir demasiado ansioso de estar en mi departamento. Sin duda porque es un departamento muy pequeño pero también porque me tomé muy en serio lo de no salir si no era necesario y me encerré completamente.
Creo que estuve un mes así y luego decidí irme a la casa de mis papás en el Estado de México. La casa estaba sola, había más espacio y al menos podría salir a la azotea a que me diera el sol. Entonces tomé mis computadoras y videojuegos y me fui en taxi para evitar el riesgo de contagio en el transporte público. No me fui a Hidalgo con mis papás porque en ese entonces no habían contratado internet.
Lo primero que hice en el Estado de México fue ir al súper a comprar comida. Y procedí a encerrarme. Por los mañanas me levantaba y salía a la azotea a respirar el aire y a recibir un poco de sol. Eso me hacía sentir muy libre y relajado.
Seguí trabajando desde casa y agarré una rutina de trabajo muy nocturna. En lugar de trabajar de 9 a 6, trabajaba desde las 10 pm hasta las 4 am. Un horario en el que no me distraía y en el que trabajaba más rápido.
Durante el día, jugaba videojuegos, veía tele y cocinaba.
Empecé a jugar Animal Crossing.
Y hasta aquí todo seguía bien afortunadamente.